Puerto Real y San Roque realizaron en la tarde de ayer un esfuerzo mayúsculo en el Sancho Dávila, en un choque disputado entre una incesante lluvia. Al final, un punto para cada uno, si bien los locales pudieron merecer más ya que estrellaron tres balones en la madera.
Los puertorrealeños, en verdad, realizaron su mejor partido como local, pero curiosamente no se pasó del empate ante los leperos. Y es que la suerte también habita en el fútbol y en esta ocasión le fue esquiva a los de casa.
Con todo es de destacar la capacidad de reacción que tuvieron los puertorrealeños, que pudieron levantarse tras el golpe que supuso a los 25 minutos el gol aurinegro que llegó de penalti. Fue Domínguez quien se encargó de transformar la máxima pena, aunque minutos antes, Winde de cabeza tuvo el tanto casi hecho, pero su remate se marchó desviado.
En una de las últimas acciones del primer periodo, de nuevo el delantero senegalés Winde dispuso de una gran oportunidad en línea de meta al caerle un balón peinado por Johny tras el lanzamiento de una falta, pero el guardameta visitante logró rechazar el cuero.
En la continuación, el Puerto Real subió el pistón ante un terreno de juego cada vez más pesado, haciendo gala de unas ganas, de las que adoleció en otras ocasiones. Bajo este prisma, aconteció el empate que llevó la firma de Sergio Beato, quien pescó un balón suelto en el interior del área onubense para conectar un derechazo ajustado que se coló pegado al poste izquierdo.
El tanto hizo crecerse al Puerto Real, que se mostró bastante incisivo por banda izquierda y comenzó a frecuentar de manera peligrosa los dominios de Isaac, acertado de todos modos durante el partido.
De esta manera, se fueron sucediendo ocasión tras ocasión. Pedro Curtido protagonizó dos en un solo minuto, la primera estrelló el esférico en el poste saliendo a corner. En el saque de esquina, el roteño fue al primer palo y su cabezazo se marchó fuera por poco. Winde también mandó el cuero al poste del San Roque.
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