El Athletic de Bilbao venció con comodidad, pese a jugar en inferioridad numérica durante más de cincuenta minutos, a un desdibujado Málaga que culmina como último su participación en el Trofeo Colombino.
El triunfo de los hombres de Joaquín Caparrós se basó en el hecho de estar más "rodados" en la preparación física, en su buena disposición en el terreno de juego, en la calidad individual y en las ganas puestas, especialmente, en la segunda parte.
Enfrente, el conjunto andaluz no fue capaz de rentabilizar su superioridad numérica ni el hecho de adelantarse en el marcador. Mucho tendrá que trabajar Antonio Tapia para poner a punto a este equipo en su retorno a la Primera División pues su paso por Huelva ha sido decepcionante.
Los bilbaínos, más ordenados
El Athletic, mejor situado, llevó la iniciativa desde el comienzo del partido ante un Málaga que apenas pasaba del medio campo; sin embargo, este dominio no se tradujo en ocasiones y tan sólo Susaeta, en el minuto siete, disparó muy alto. Otra ocasión la tuvo Llorente al cabecear, en el minuto 19, el lanzamiento de una falta por parte de Yeste.
En el minuto 24 se le anuló un gol a Llorente por fuera de juego cuando el encuentro se niveló al adelantar los malagueños sus líneas. Y, fruto de esa nueva situación, en el minuto 35, Lolo, al cabecear una falta botada por Luque, abrió el marcador. Poco después, una absurda acción de Amorebieta sobre Baha costó la expulsión al central vasco. Y, hasta el descanso, el Málaga jugó más cómodo ante un Athletic que acusó la expulsión.
Tras el descanso, Caparrós cambió a sus hombres puntas mientras Tapia modificaba su cuarteto defensivo. Y los vascos, con más ganas que los andaluces, comenzaron a disponer del balón y a llegar con peligro al portal de Gotilla en rápidos contragolpes.
Las individualidades, el mejor factor
En el minuto 55, Ión Vélez remató un centro de Susaeta tras una acción muy veloz de contragolpe. El Málaga acusó el tanto y fue superado por el conjunto vasco que encontraría sus frutos en el minuto 69 cuando Ión Vélez, de nuevo, resolvió una acción individual.
Con este marcador, los bilbaínos supieron guardar su parcela ante un Málaga sin fe en sus acciones. Los contragolpes vascos eran muy peligrosos e Ión Vélez y David López pudieron aumentar el marcador mientras que los andaluces sólo remataron en una ocasión, al cabecear Helder Rosario muy desviado.
Ya en tiempo de prolongación, una incursión por la banda derecha por parte de Iraola le permitió recibir un pase de Ión Vélez y establecer el resultado definitivo y que vino a poner justicia en el marcador.
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