
El colegiado onubense Agustín Ramiro Sánchez obligó el pasado fin de semana a dos futbolistas a abrazarse después de protagonizar una trifulca en el terreno de juego, un gesto que, unido a su actuación global, le hizo salir ovacionado del partido.
El árbitro dirigía el encuentro entre el Villablanca y el Medina Ársena, de la Primera Regional onubense, que el equipo local ganó por 4-1 y le valió ascender de categoría.
En un lance del encuentro, dos jugadores rivales protagonizaron un conato de pelea, y tras dialogar con ellos, el árbitro se dirigió a ambos, para pedirles que se dieran la mano y posteriormente un abrazo, todo ello sin necesidad alguna de mostrar tarjetas amarillas o rojas
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