Finales de mayo. Por estas fechas el CD Toledo se ha acostumbrado a que se despierten los viejos fantasmas. Que al cuadro verdiblanco se le cruce en el camino hacia Segunda División B un equipo andaluz se ha convertido en una tradición tan consolidada como el discurso del Rey por Navidad. La buena noticia es que, al menos, el San Roque de Lepe no tendrá ventaja de campo en la eliminatoria, cuestión de vital importancia para todos los equipos situados al sur de Despeñaperros.
El conjunto aurinegro cumple a la perfección con el perfil establecido para todos los equipos de su comunidad autónoma. Son fuertes y disciplinados tácticamente, con una defensa sólida y un delantero centro con unos guarismos envidiables durante la liga regular. Vamos, que el San Roque de Lepe puede considerarse un primo hermano de Portuense, Algeciras o Vélez.
Eso sí, de la misma manera que no hay dos personas iguales, el conjunto onubense tiene ciertas peculiaridades que lo hacen diferente a los rivales andaluces con los que se ha visto las caras el CD Toledo. El primer detalle que le diferencia de los dos campeones del Grupo X que eliminaron a los capitalinos, Portuense y Algeciras, es que no ha mantenido una hegemonía holgada en el liderato, puesto que se ha ganado la plaza en la última jornada, superando sobre la bocina al Jerez Industrial.
Respecto al campo de batalla sobre el que se librará el primer asalto, se trata de un estadio municipal de reducidas dimensiones y con capacidad para dos mil espectadores. Estos detalles explican por qué los onubenses sacan un gran rendimiento de las jugadas a balón parado, uno de sus puntos fuertes.
Sin contar con uno de los presupuestos más holgados de la categoría, alrededor de 380.000 euros, el San Roque de Lepe ha logrado conquistar el campeonato del Grupo X gracias a su plantilla compensada. Si bien no tiene una profundidad de banquillo holgada, los andaluces sí cuentan con un buen once inicial al que se le suman varios complementos de notable calidad.
Otro dato curioso de los aurinegros es que la presidencia del club recae sobre los hombros de una Junta Gestora, de la misma manera que sucede en el CD Illescas dentro del Grupo XVIII. Eso sí, en ella el presidente es el propio alcalde de Lepe, Manuel Andrés González.
Él ha sido el encargado de dirigir un proyecto que se sostiene por un cuerpo técnico que capitanea Alejandro Ceballos, quien toma las decisiones tácticas, aunque el encargado de poner a disposición del club el título de entrenador es José María Melo.
El esquema básico de juego de los leperos es un 4-4-2 en el que el delantero centro, Joaquín, se mueve sólo en la vanguardia, puesto que su acompañante tiene encargadas tareas de enganche con la línea del centro del campo y mayor libertad de movimientos.
El once inicial estaría formado por Isaac, ex del Villarrobledo y portero indiscutible, escoltado por una línea de cuatro pretorianos muy disciplinados y sobrios: Juanlu, Alfonso, Cisco y Otón.
En el centro, Nando se encarga de distribuir el juego y Vicente es el medio que se ocupa de ir al choque y de dominar el juego aéreo. Las bandas son propiedad de Capi, por la derecha, y de Raúl Domínguez, un zurdo con una gran velocidad.
En punta, Ceballos puede decantarse por la calidad en el toque de Vidal como enganche o la fortaleza física de Jonathan. Es la única duda de un equipo donde Joaquín es la gran referencia, con 21 tantos anotados merced a su buen remate de cabeza y gran disparo.
Con estas armas, el San Roque de Lepe ha conseguido plantarse como campeón del grupo de Andalucía oriental. Es casi una fotocopia de los fantasmas del pasado pero el CD Toledo espera espantarlos a todos en una eliminatoria muy igualada. Habrá que ver si la magia del Salto del Caballo, que mató al Vélez el curso pasado, anula otra vez el hechizo andaluz.
A la cuarta debe ir la vencida. Cinco años en el pozo son muchos y cuatro ‘play off’ malogrados mucho más. El CD Toledo está obligado a subir a Segunda División en 15 días sin mirar a El Puerto de Santa María, Algeciras o Sangonera. Atrás quedan tres ‘palos’ que no han mermado las ansias de ascenso. Al contrario, han fortalecido el músculo verdiblanco para que el último esfuerzo haga posible el sueño.
En la entidad de la capital ya están cansados de los tópicos que hablan de la historia de un club con casi una década en la división de plata del fútbol español o de sus merecimientos para competir en categoría superior. Hay que conseguirlo y esta plantilla se ha conjurado para ello, como atrás lo hicieron las dirigidas por Antonio Iriondo o Sánchez Aguiar.
Con el técnico vasco en el banquillo, la tercera plaza obtenida en la campaña 2005/06 concibió esperanzas fundadas para dar el salto. El Cerro de Reyes del excéntrico Antonio Olivera ‘Cachola’ sufrió las ilusiones del CD Toledo en su propio campo. Una épica actuación de Yuste y dos golazos certificaron el pase a la siguiente ronda después de sufrir (3-2) en la ida en el Salto del Caballo.
Sin embargo, el Racing Portuense fue el encargado de dilapidar las pretensiones. Su dureza y buen hacer, que caracterizan a los equipos andaluces, pudieron con la calidad del Toledo. Dos goles, uno en cada partido, dejaron pasmados a los toledanos, que han hecho del sufrimiento su mejor virtud.
Otro tercer puesto con Iriondo colocó al equipo en la fase de ascenso en el curso 2006/07. Por primera vez, desaparecían las limitaciones geográficas y en el libro de ruta aparecían localidades de toda España. El Coruxo sucumbió 2-0 en el Salto del Caballo y luego empató 2-2 en tierras pontevedresas. El siguiente objetivo volvía a tener color andaluz, y gaditano. Otro ilustre, el Algeciras, acabó siendo el verdugo de las ilusiones de una ciudad. Manu Barreiro marcó el 0-1 en casa y el tanto de Chicote en la vuelta prorrogó la eliminatoria durante muchos minutos. Al final, una nueva lápida revivió.
La llegada de Arquinver a las riendas de la entidad multiplicó esos epítetos positivos que se utilizan en el mundo del deporte y una temporada impecable en el campeonato liguero, siempre en la primera plaza, cegó a más de 7.000 almas, las que se congregaron en el Salto del Caballo.
La primera eliminatoria estuvo plena de emoción. El 1-0 en Vélez, otro andaluz, provocó una movilización no antes vista en la ciudad estando en Tercera. Un cabezazo de Escalada desató la locura y el tiempo extra. Sin más goles, Cuqui a lo panenca tuvo que ser el héroe de una tarde cardiaca que concluyó desde el punto de penalti. Rumbo a Murcia.
La pequeña pedanía de Sangonera La Verde no parecía ser un voraz enemigo que se cargase la fiesta, preparado con tantos meses. Algo no cuadraba. Acuciados económicamente, los dirigentes de la empresa torrijeña no pudieron cubrir las últimas nóminas y el vestuario se enrareció. Fariña marcó un gol salvador en el descuento en El Mayayo y las guirnaldas se colgaron durante toda la semana. Hasta una macrofiesta aguardaba en el Palacio de Zambra. Nada de nada. La pizarra de Paco Pliego destrozó toda la hoja de ruta en una decepción imperdonable. En pocos días se sabrá si los aficionados han redimido los pecados verdiblancos o apoyarán incondicionalmente su cuarto intento. A alguna será la vencida.
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