
Sobre las diez menos cinco, Lepe saltó por los aires con el gol de Jonathan, al que cabe el honor eterno de haber propiciado tanta alegría. El canterano, a esa hora, empujaba un balón casi sobre la línea con al alma, lo que suponía la victoria, después de 85 minutos de tensión y mucho sufrimiento.
Lo decíamos en la crónica. Es posible que el gol estuviera envuelto de polémica. Pero era la justicia lo que importaba. El San Roque fue el único que intentó jugar al fútbol. Y esta vez, nadie suspendió en lógica. Ni tan siquiera el fútbol, que ni entendiendo de números ni de sentimientos muchas veces.
Pues bien, a partir de ese momento, comenzaron los festejos de una jornada histórica: 27 de junio de 2009. Diecisiete años después de aquella gesta de Cuenca. Tras celebrar a lo grande el ascenso en el escenario del partido, una carroza esperaba a los héroes a las puertas del Municipal. En ella se subieron la plantilla, el cuerpo técnico y la junta directiva, además de algunos aficionados que han estado siempre al lado del equipo, en la salud y en la enfermedad. El destino era el Ayuntamiento, la plaza de España. Y una multitud acompañó a la comitiva hasta la casa consistorial, a la que llegó el San Roque en torno a las once y media de la noche
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