Es cierto que el horizonte está despejado, que luce el sol, que la eliminatoria está en franca ventaja, que pasará el San Roque salvo catástrofe poco probable, tras el 1-3 de la ida. Todo eso con el optimismo y la realidad encima de la mesa, porque pensar en lo contrario sería excesivamente agorero.
Pero convendría discernir las cosas porque si hay un deporte que lo admite todo es el fútbol, de ahí sus grandezas y sus miserias, sin término medio, o frío o calor, o te abrasas o te congelas. Salvo catástrofe, decíamos. O sea, que en condiciones normales, habría que apuntar que el San Roque debería anotarse otro triunfo, porque a estas alturas, si hiciéramos una encuesta, nadie apostaría por la eliminación local.
El problema, según los entrenadores, es que en estas circunstancias es complicado mentalizar al personal de que a la faena le falta la espada. Por eso, nos pondremos en las mentes de los futbolistas, enrevesadas a veces, para que entiendan que, o se toman el partido como si fuese cero a cero, o sufrirán más de lo debido porque el Villanovense lo tiene todo perdido y a lo único que aspira es a ganar algo. Y el partido y el comportamiento del San Roque dirá lo que ganan o dejan de ganar. Sólo el San Roque tiene la palabra.
"El Villanovense cambiará su estilo. Ellos juegan muy bien a la contra y ese formato ahora no les sirve. Tienen que hacer un gol para meterse en la eliminatoria y deberían apostar por algo más de lo que vienen haciendo. Probablemente jugarán con dos puntas".
Me preocupa el exceso de confianza que pueda tener el aficionado y que eso se le pueda transmitir al futbolista. No quiero que haya contagio de exceso de confianza porque sería muy perjudicial para nosotros. No saldremos a especular, pero lo que sí es cierto es que debemos tener más tranquilidad que nunca. No tenemos que arriesgar, aunque necesitamos marcar gol. Todo el tiempo que pase sin recibir gol será muy bueno para nosotros, ya que no vamos a tener prisas para nada".
No hay comentarios:
Publicar un comentario