Querido profesor:
He recibido tu e-mail y lo he impreso para tenerlo en el cajón de mi dormitorio. El que se ha emocionado mucho he sido yo, lo mío, lo he hecho desde la distancia, conociendo a jugadores que buscaron en La Palma, esa nueva vida, pues en sus anteriores equipos vivieron esa situación y conociéndote como te conozco, la entereza que has tenido cuando el que se te ha ido posiblemente haya sido el hijo que quizás en ciertos momentos te hubiese faltado.
Si te gusta la música clásica, conozco un buen amigo, que también la vida le golpeo muy duramente y mitigaba esa pena tan granse en su corazón, escuchando alguna de las composiciones de Richard Wagner, su músico favorito para este tipo de circunstancias.
Por eso, mi consejo, es que te refugies en tu vestuario y estés con los tuyos. El año va a ser duro y en los momentos de debilidad os tendréis que agarrar al espíritu de aquel niño de 3 años de edad que golpeaba la pared de tu casa y que ya hoy es leyenda en tu vestuario y en todo el futbol de la zona del condado.
Un fuerte abrazo
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