
Me cuentan unos amigos que se monto la mundial en un partido de alevines que Jugaban Gibraleón y Bollullos. Lamentable imagen la de los padres bollulleros repartiendo mamporros a diestro y siniestro, como, si de una película de Bud. Spencer y Terence Hill se tratara, ante la mirada angelical de sus hijos que posiblemente estuviera ajeno a todo lo que sucedía fuera del terreno de juego.
Espero que la federación, investigue lo sucedido y que acabe con estos salvajes, porque flaco favor le hacemos a los chavales y no hablo ya del aspecto meramente deportivo sino de la educación de unos chavales que mas que buenos futbolistas a estas edades, se busca mejor la formación como persona, que es lo que ha de primar en estas categorías de base.
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