El UCAM sentenció al San Roque de Lepe en un duelo en el resultó clave la efectividad ofensiva. El club aurinegro careció de ideas en la creación y de resolución en el área local, aunque al peso fue más dueño de la pelota y mejor en el control, aunque en zonas donde apenas hizo daño a un conjunto murciano que sigue aferrándose a la permanencia como a un clavo ardiendo.
No presentaba buenas credenciales el partido; dos equipos en la zona caliente, firmando casi, en caso de derrota, un descenso al que le llevan unos números nefastos, lastrados por dos líneas inversamente proporcionales. Una ascendente desde la segunda vuelta, la local, y la de los leperos, más cerca cada vez de un infierno al que también le han llevado los números de la segunda vuelta.
Por eso, el inicio se soltó el peso que les hace circular por la cola, con ambos volcados al ataque, sabedores de una necesidad que apenas les ató en cuestiones defensivas, aunque el San Roque, en cuanto le llegaban al área en jugadas a balón parado, comenzaba a temblar.
Tanto tiritaban que el gol llegó en una de esas acciones, cuando Niko Varela, desde la derecha, lanzó a media altura una falta que habilitó a Quesada para marcar, sin ningún defensor, rematando solo, sin oposición y dando una vuelta de tuerca al choque, que empezaba de nuevo para los aurinegros con una desventaja importante, la que le obligaba a doblegar al rival.
Pero las cosas se le pusieron de cara a los leperos cuando menos esperaban. La segunda tarjeta de Tete, el lateral zurdo, le abría las expectativas de, al menos, igualar. Dos acciones ridículas, sobre todo la segunda, dejaron a su equipo con diez en el m. 22 y a los del San Roque con más iniciativa, con muchos más espacios, aunque sin eficacia en su remate.
Y eso que un minuto después de la expulsión Cuero pudo lograr el hito del empate. Su remate cabeza fue despejado a córner por Ricardo cuando se colaba por la escuadra. Borja, un par de minutos después, se encontró con un balón suelto en el área que desperdició con una volea que se fue por encima de la meta local.
Parecía otro equipo el aurinegro, en superioridad y llevando las riendas ante un desarbolado Ucam. El técnico local Luis García Tevenet (ex del San Roque) movió ficha desde el banco cambiando el dibujo para no perder consistencia atrás. Se fue un hombre de ataque para dejar sitio a Pastor, un defensor, para no ofrecer espacios al rival. Apelando a la contra, poco a poco, se sintió cómodo el cuadro local. Dos ocasiones de gol muy claras pudieron dejar sentenciado el partido antes del descanso con dos oportunidades de las que no suelen errar. La primera tuvo a Pineda en otro problema defensivo de los visitantes. Su remate, mordido, se fue alto cuando lo más sencillo era marcar. Ocho minutos después Álex Cruz no era capaz de abrir la lata de nuevo cuando se encontró solo ante Ricardo y no supo definir con acierto.
En la reanudación pareció otro el San Roque. Le costó poco dominar y llevar el control del choque. Encerró atrás a los de casa y estos se sostuvieron en contras para tratar de mantener el marcador. La fluidez existía en el centro del campo por parte lepera aunque, en cuanto pisaba el área de los murcianos, el equipo se venía abajo. Le costaba definir, encontrarse en ataque. Los cambios tampoco ayudaron de forma excesiva, aunque el Ucam Murcia, bien juntito en defensa y abriendo el campo a la contra, sentenció cuando menos se esperaba. Una jugada de Pico, marchándose con claridad de Lulu, servía para que Pineda firmara la sentencia.
Aunque era mejor el cuadro visitante en posesión del balón, el cuadro murciano mostraba una eficacia tremenda, contragolpeando y defendiéndose con uñas y dientes. Hasta el final, el equipo lepero trató de incentivarse con más balón, con más presencia, pero con el lastre de una falta de gol alarmante que le puede condenar al descenso de categoría.
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