El sufrimiento llevado al grado extremo y la alegría a la misma altura de las emociones. Con esta frase se podría resumir el triunfo de esta tarde del CD San Roque de Lepe ante el Caravaca, tras un partido tenso, de pocas oportunidades pero en el que los de Sergio Lobera impusieron su calidad técnica a pesar de que la jugada decisiva llegó en una acción afortunada para los locales. No obstante, si algún equipo lo intentó de todas las maneras posibles; si alguien fue lo suficientemente ambicioso, ése fue el lepero con el condicionante de lograr la victoria cuando se vio con un jugador menos sobre el terreno de juego.
Viendo los primeros compases del encuentro, el aficionado se pudo hacer una idea definitiva de lo que iba a ser el choque y que el mismo no iba a ser fácil para los locales. Así, los primeros minutos transcurrieron con la sensación de que el partido estaba en el terreno que favorecía a los visitantes, que presionaban arriba la salida del balón del San Roque, que nunca entró en el juego del rival a pesar de todo. Era complicado sobrepasar la tela de araña tejida por Paco Pliego en torno a su área defensiva. De hecho, sólo en el minuto 9 llegó una ocasión más o menos digna de mención en una internada de Gabri desde la derecha que sirvió el pase atrás para Fernando, quien remató contra el cuerpo de un defensa sin encontrar ni la portería ni al portero rival.
El Caravaca ponía sobre el terreno de juego la intensidad defensiva, jugando también al límite de lo que permite el reglamento y mantenía a raya las acometidas de los leperos. Mientras tanto, a los locales sólo les quedaba seguir intentándolo por los mismos medios por los que ha apostado hasta ahora y que tan buen resultado le ha dado. Entre medias hubo lugar para la polémica, al anular la asistente del colegiado Pardo Martínez un gol de Óscar por presunto fuera de juego del delantero, que fue muy protestado por la parroquia local. De hecho, la indignación fue en aumento al señalar la misma asistente varios fueras de juego consecutivos, teniendo en cuenta que algunos de ellos no eran; en la protesta, Óscar, protagonista luego, vio tarjeta amarilla, aunque sin consecuencias. La defensa adelantada del Caravaca sólo daba lugar a este tipo de acciones al límite y tras el cuarto o quinto fuera de juego el San Roque vio que de esa manera era imposible, se desesperó en el intento y llegó el descanso sin mayores consecuencias.
A la vuelta de vestuarios, el San Roque insistía en el mismo guión, buscando la portería contraria. El que cambió algo el chip fue el equipo visitante, que se vio capaz de arrancar el punto en campo contrario, por lo que acentuó su idea del partido y, por momentos, todos los jugadores del Caravaca, los 11, replegaron velas y guardaron el resultado. Comenzó el asedio, que no dio sensación de tanto en cuanto a oportunidades, a la portería rival. Así, en el minuto 51, Óscar, el más listo de la clase, cazaba un remate dentro del área, aunque su disparo salió desviado.
La sensación era que el San Roque lo intentaba por todos los medios y el Caravaca se conformaba. De hecho, el orden y la acumulación de jugadores era la verdadera señal de las intenciones de cada cual. El hecho de que el cuadro murciano jugara entre semana un partido de Copa RFEF en Mallorca también influía, la verdad sea dicha. Quizá el cuadro de Paco Pliego vio el cielo abierto cuando Julio de Dios vio la segunda amarilla y los leperos se quedaron con uno menos. Pero a pesar de la inferioridad numérica el partido transcurrió con el mismo guión y los aurinegros, empujados por su público, que se dio citan en muy buen número en las gradas del Municipal, continuaron en su empeño de ganar el partido.
La emoción podría haber sido menos si Fernando es capaz de meter una de las pocas oportunidades que se le pusieron por delante: era el minuto 78 y la defensa murciana había despejado mal la bola, retrasándola hasta su portero, y por ahí esta el pileño que intentó un remate acrobático que estuvo a punto de introducirse en la meta contraria. No fue así y el gol habría de llegar un poco más tarde.
Era el minuto 81 y el San Roque asediaba, esta vez de verdad, el área del Caravaca; Pedro Marques lanzó la falta lateral, peinó la bola Gabri y Óscar desviaba la pelota con al cadera hasta el fondo de las mallas de la portería de Manolo, haciendo el 1-0 y llevando el delirio a las gradas del Municipal. Ciertamente, una jugada de fortuna o de pillo, del más listo de la clase y máximo goleador del CD San Roque de Lepe esta temporada que venía a rubricar el dominio y el mejor juego local con el 1-0.
El rival fue incapaz de dar una respuesta al gol lepero y más cuando en la inútil protesta por el gol concedido a los aurinegros (los caravaqueños pidieron un fuera de juego que no fue tal) fue expulsado Alfonso, restableciendo la igualdad numérica. De ahí hasta el final, los locales tuvieron toda la posesión del balón fruto de su inmensa superioridad técnica y no pasaron apuros, logrando de esta forma 3 puntos más que afianzan al CD San Roque de Lepe en la zona de privilegio de la tabla clasificatoria al menos durante una semana más.
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