
La historia del Punta Umbría, el próximo rival del Algeciras, es la de un club golpeado con fuerza por la crisis económica pero que ha logrado sobrevivir con éxitos deportivos. Una demostración de que en el fútbol el dinero no lo es todo, aunque muchas veces lo parezca. Los jugadores del conjunto onubense no cobran desde hace cuatro meses, se entrenan una vez por semana nada más -a menudo no todos juntos- y no tienen entrenador, pero pese a todo están terceros. Un cúmulo de desbarajustes que a cualquier equipo lo tendría descentrado pero en el que el Punta se ha instalado para convertirse en el principal perseguidor del Algeciras y el Arcos, los colíderes del grupo.
El problema de club onubense no es que deba cuatro sueldos a la plantilla, sino que no hay indicios de que vaya a pagar ni siquiera cuando acabe la temporada. Y eso que esta campaña la directiva aplicó un notable recorte del presupuesto para no tener problemas. Se fueron los jugadores que más cobraban (Bomba, Fajardo...), pero los que se quedaron están dando la cara y de qué forma. Que ganen no quita que no estén enfadados por los impagos. Tanto en el partido ante el Rosal como en el del Conil protestaron manteniéndose treinta segundos de espaldas al juego con la complicidad del adversario. Para el sábado, aprovechando que el Algeciras llevará más público de lo habitual y, sobre todo, más periodistas, están calibrando hacer alguna reivindicación incluso más llamativa.
La plantilla del Punta Umbría obligó al presidente, José Antonio Sánchez, a dimitir hace aproximadamente un mes. Le redactaron la carta y le pidieron que la firmara. Todo fue cuando los jugadores se dieron cuenta que, de dos mil euros que había donado el Ayuntamiento, el dirigente se quedaba con 500. De la taquilla del día del Conil también cogió algo... y los futbolistas estallaron. Ahora el club está dirigido por el ex vicepresidente, Antonio González, y el hombre está cansado de patearse las calles en busca de empresas que le ayuden. El Ayuntamiento también le busca ingresos, pero los pocos que llegan se esfuman en gastos ordinarios del club, que se resistió a desaparecer y a dejar de competir.
Hace dos meses aproximadamente dimitió el entrenador, Joaquín Rodríguez Galán. Lo hizo porque las deudas del club llevaron a los jugadores a dejar de ejercitarse. Luego empezaron a hacerlo una vez por semana, algo insuficiente. El preparador se muestra dispuesto a volver, si se soluciona el problema de dinero y el equipo vuelve a la normalidad. Mientras tanto, es el capitán, Israel Martín, el que hace las alineaciones. Las convocatorias casi ni hace falta. Por ejemplo la semana pasada para ir a Arcos sólo se presentaron trece jugadores, nueve de ellos de Punta Umbría y el resto de fuera. La mayoría de los que viven en otras poblaciones de Huelva ya ha anunciado que sólo acudirá a los partidos de casa. En ese partido de Arcos expulsaron al delegado, así que no se sabe muy bien quién se va a sentar en el banquillo el sábado frente al Algeciras.
Lo que sí se sabe es que el Punta espera hacer la taquilla más importante de la temporada. Porque en esta localidad, pese a las proezas de sus jugadores, apenas cincuenta aficionados, todos ellos socios, acuden con regularidad a los partidos. Otros esperan al descanso para ver las segundas partes gratis, lo que sirve de poca ayuda al club.
Teniendo en cuenta que el del sábado es un partido atractivo es probable que acudan todos los jugadores. El único que en principio no podrá jugar es Manuel Barroso, que cumple el cuarto y último partido de sanción federativa
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