La base de cualquier victoria radica en conocer al enemigo. Así lo enunció Sun Tzu en su obra ‘El Arte de la Guerra’ y dicha afirmación puede extrapolarse al mundo del fútbol. En el caso del San Roque del Lepe, el análisis arroja un dato contundente, que el equipo marca casi la mitad de sus goles a balón parado.
En concreto, sumando penaltis y jugadas de estrategia, los aurinegros han conseguido 28 tantos de los 64 que han anotado. La explicación a su efectividad en las faltas y saques de esquina se halla en la altura de rematadores como Vicente o Joaquín, que aprovechan la zurda de Vidal.
El repertorio en esta faceta es amplio para los andaluces. Cuando botan un córner, optan por cerrarlo en busca de una cabeza milagrosa que roce lo justo la pelota, mientras que en las faltas laterales prefieren explotar las llegadas de los jugadores al segundo palo. Incluso, los onubenses obtienen réditos de los saques de banda colgados al área al más puro estilo inglés, como el que puso Otón hacia la cabeza de Vicente ante el Antoniano y que supuso el 0-1 de un partido que acabó en tablas.
Además, el San Roque no se lo piensa en las faltas cercanas al área. De nuevo, la opción preferida es Vidal, cuya calidad le permite superar la barrera con roscas elegantes. En contrapartida, el cuadro andaluz dispone también de Joaquín, quien dejó clara su potencia de fuego ante el Recre B.
Respecto al juego ofensivo, el San Roque se decanta por llevar pronto la pelota a la banda y buscar desde allí centros al área donde sus rematadores hacen el resto. Tampoco desdeña los balones directos al área, esperando una segunda jugada para los llegadores. Lejos de tocar y cargar con la iniciativa, los aurinegros prefieren la presión para robar y salir con la rapidez de Raúl Domínguez al contragolpe. Estos ingredientes indican que no será un partido para la poesía. Tocará bombardeo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario