Las luces de alarma se han encendido en el Cádiz B después de que la dolorosa derrota sufrida el pasado fin de semana por los pupilos de Ángel Oliva, en El Rosal con el Córdoba B como adversario de turno, supusiera la entrada de los jóvenes amarillos en la tan temida zona de descenso.
El primer compromiso con el conjunto amarillo ubicado en puesto fatídico llega esta tarde en campo de un rival que aún no ha sucumbido delante de su afición, aunque se ha mostrado muy propenso al empate pues acumula dos triunfos por cuatro igualadas. Esto permite alimentar esperanzas de sacar fruto de este desplazamiento, ya que a los onubenses les cuesta resolver como anfitriones. Ello se debe en buena parte al elevado número de goles que reciben, pecado similar al que tiene situado tan abajo al Cádiz B. Ambos, con 19 tantos encajados por cabeza, solo son empeorados en ese apartado por Coria y Peñarroya.
En cambio, los ayamontinos son brillantísimos en el aspecto ofensivo, donde los demás equipos del grupo ni le hacen sombra. Increíble resulta que nueve de sus 26 dianas las haya anotado Gregorio Molina, un viejo conocido en la capital gaditana que ha aprendido a rematar como nadie.
Oliva no podrá disponer en esta ocasión del sancionado Rubén Díaz ni de los lesionados Juanma y Rubén Pérez. Este ha permanecido toda la semana en manos del fisioterapeuta a causa de un fuerte golpe en el costado.
El técnico del filial lo tiene muy claro: "Nos hace falta jugar un partido completo porque en ataque solemos funcionar bien pero luego fallamos en defensa. No estamos siendo regulares ni sólidos y eso lo pagamos caro".
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