El San Roque de Lepe sigue sumando de tres en tres y continúa una semana más en los puestos del privilegio del Grupo IV de Segunda B, tras derrotar por la mínima al Real Jaén, la particular bestia negra de los aurinegros en la últimas campañas, gracias a un gol de Fernando, que castigó a su antiguo equipo con un tanto con el pecho que culminaba una brillantísima acción de ataque de los de Sergio Lobera. Todo ello en el marco de un partido muy disputado, igualado en el que los leperos impusieron la calidad al orden táctico de los visitantes, que se olvidaron por completo de sus problemas extradeportivos dando ejemplo de una profesionalidad intachable.
Ciertamente, no fue un encuentro de muchas oportunidades de gol. El partido estaba planteado como una lucha táctica entre dos equipos que gustan del orden y de la intensidad, y así fue como transcurrieron los primeros diez minutos de choque, con un San Roque efectivamente intenso y con un Real Jaén disciplinado atrás que apenas concedía un espacio para la calidad de los jugadores locales. No obstante, la iniciativa del juego correspondía al cuadro de Lobera, que tuvo casi todo el tiempo la pelota, circulándola con fluidez, pero con escasa profundidad.
Ese fue el dibujo del partido durante casi la primera media hora, a partir de la cual comenzó a verse acercamientos al área rival por ambos bandos. El primero en hacerlo e intentar lo más parecido a un remate a portería fue el Jaén, con un cabezazo de Zurdo que salió muy desviado. La réplica tuvo local tuvo toda la polémica del mundo, puesto que Gabri sirvió un balón raso y cruzado a la carrera de Cheli que fue trabado de forma clamorosa por Tejera, que ni siquiera rozó la bola, aunque ni el colegiado ni el asistente apreciaron penalti en esa acción, que encendió los ánimos de la parroquia local.
Esa animación en las gradas no dibujó un panorama muy distinto sobre el terreno de juego, pero si el San Roque de Lepe de esta temporada tiene una cualidad, ésa es la paciencia, circunstancia que unida a la calidad se tornan letales ante las defensas más sólidas. Corría el minuto 41 cuando Gabri recibió un balón en tres cuartos de cancha, se revolvió, encaró a la defensa y envió un pase cruzado entre líneas a la llegada de Cheli, que llegó sobre la línea de fondo para poner un servicio medido y perfecto a la llegada de Fernando, quien sólo tuvo que empujar con el pecho el que sería el gol definitivo del encuentro. Ciertamente, un gol antológico, de manual y cuando más duele, es decir, al borde del descanso, como hace 7 días en Cádiz.
A la vuelta de vestuarios, Manuel Herrero, técnico jiennense, quemó sus escasas naves disponibles y dio entrada a Valdés y a Iván, que le dieron otro aire a su equipo. En cualquier caso, ese revulsivo inicial quedó en parte neutralizado por la expulsión de Zarandona a poco de comenzar la segunda mitad. El San Roque aprovechó esos primeros minutos para llegar con asiduidad a la meta rival, la entrada de Óscar dio más verticalidad al ataque, pero casi todas las acciones morían en la orilla del área contraria. De hecho, una vez repuesto del golpe, el Jaén apretó de lo lindo, sobre todo por las acciones del juvenil Iván, que apunta muy alto en esto del balompié, quien trajo de cabeza a la zaga aurinegra.
Ciertamente, no fue un encuentro de muchas oportunidades de gol. El partido estaba planteado como una lucha táctica entre dos equipos que gustan del orden y de la intensidad, y así fue como transcurrieron los primeros diez minutos de choque, con un San Roque efectivamente intenso y con un Real Jaén disciplinado atrás que apenas concedía un espacio para la calidad de los jugadores locales. No obstante, la iniciativa del juego correspondía al cuadro de Lobera, que tuvo casi todo el tiempo la pelota, circulándola con fluidez, pero con escasa profundidad.
Ese fue el dibujo del partido durante casi la primera media hora, a partir de la cual comenzó a verse acercamientos al área rival por ambos bandos. El primero en hacerlo e intentar lo más parecido a un remate a portería fue el Jaén, con un cabezazo de Zurdo que salió muy desviado. La réplica tuvo local tuvo toda la polémica del mundo, puesto que Gabri sirvió un balón raso y cruzado a la carrera de Cheli que fue trabado de forma clamorosa por Tejera, que ni siquiera rozó la bola, aunque ni el colegiado ni el asistente apreciaron penalti en esa acción, que encendió los ánimos de la parroquia local.
Esa animación en las gradas no dibujó un panorama muy distinto sobre el terreno de juego, pero si el San Roque de Lepe de esta temporada tiene una cualidad, ésa es la paciencia, circunstancia que unida a la calidad se tornan letales ante las defensas más sólidas. Corría el minuto 41 cuando Gabri recibió un balón en tres cuartos de cancha, se revolvió, encaró a la defensa y envió un pase cruzado entre líneas a la llegada de Cheli, que llegó sobre la línea de fondo para poner un servicio medido y perfecto a la llegada de Fernando, quien sólo tuvo que empujar con el pecho el que sería el gol definitivo del encuentro. Ciertamente, un gol antológico, de manual y cuando más duele, es decir, al borde del descanso, como hace 7 días en Cádiz.
A la vuelta de vestuarios, Manuel Herrero, técnico jiennense, quemó sus escasas naves disponibles y dio entrada a Valdés y a Iván, que le dieron otro aire a su equipo. En cualquier caso, ese revulsivo inicial quedó en parte neutralizado por la expulsión de Zarandona a poco de comenzar la segunda mitad. El San Roque aprovechó esos primeros minutos para llegar con asiduidad a la meta rival, la entrada de Óscar dio más verticalidad al ataque, pero casi todas las acciones morían en la orilla del área contraria. De hecho, una vez repuesto del golpe, el Jaén apretó de lo lindo, sobre todo por las acciones del juvenil Iván, que apunta muy alto en esto del balompié, quien trajo de cabeza a la zaga aurinegra.
No obstante, el San Roque aprovechaba los espacios dejados por el rival en determinados momentos para intentar dejar sentenciado el encuentro; Gabri y Dani Salas tuvieron la sentencia en sus botas, pero la defensa y Tejera se impusieron en el mano a mano. Por tanto, tocaba sufrir, más por lo apretado del marcador que por otra circunstancia.
En cualquier caso, el San Roque no sufrió más allá de lo imprescindible y concluyó el choque con la ventaja que le había otorgado Fernando en la primera mitad. Así, los aurinegros afrontarán el partido de la próxima semana en Alcalá con un tranquilizador colchón de puntos con respecto a sus perseguidores y continúa soñando y haciendo soñar a sus incondicionales.
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