Hace años, cuando comenzaba en esto de la radio, tras una gran temporada en la emisora local de mi pueblo (San Juan del Puerto) por avatares del destino tuve a bien el hacerme con unas credenciales para presenciar en directo y cubrir la información de mi primer Trofeo Colombino en la que comencé a ejercer como profesional.
Recuerdo que por aquel entonces, a Orillas del Tinto y del Odiel competían cuatro equipos, de una categoría impresionante sobre el césped del viejo estadio Municipal Colombino.
La Sampdoria venia, de ser subcampeón de Europa en Wembley, a costa del Barca con aquel obús lanzado Por Koeman ue le dio el triunfo en la copa de europa.
El Sevilla FC con José Antonio Camacho, había hecho una plantilla que parecía interesante, pero que al final de la liga algún que otro dolor de cabeza dio a los hispalenses.
Estaba el Atco de Madrid que se había reforzado con grandes fichajes y que estaba haciendo una sensacional pretemporada
Y también estaba el Sao Paulo de Brasil que con una serie de jugadores interesantísimos me deslumbraron como así lo hizo aquel locutor de radio que le daba la emoción tan característica del país brasileño.
Recuerdo también, aquellos futbolistas, de los que aquel cincuentón hablaba y que hizo que con el paso del tiempo su presagio se cumpliese. Rogerio Cení, portero lanzador de faltas y goleador, Raí Hermano de Sócrates, en el centro del campo o caté, habilidoso jugador que iba por banda, que apuntaba maneras y que acabo también en Europa.
Cate jugó en el Flamengo, Gremio o Cruceiro, además de Universidad de Chile y Sampdoria, equipos importantes para aquel jugador que apuntaba maneras y que fallecía en un accidente de tráfico en la región de Rio Grande en Brasil.
Cate nos dejó al fallecer y nos quedara el recuerdo de aquel morenito que pudo llegar a ser y que como comentamos muchas veces a la hora de recordar a alguien en una determinada conversación y usando esa frase hecha “yo también lo vi jugar”.
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